Nacido el 16 de octubre de 1947 en Coraya, departamento de Humahuaca, provincia de Jujuy, Fortunato Ramos es una de las expresiones más auténticas de la cultura quebradeña. Músico, poeta, recitador, escritor, maestro rural y labrador, su trayectoria está marcada por un profundo compromiso con la identidad colla y las tradiciones del norte argentino.
Desde muy joven, Ramos entendió la palabra y la música como herramientas de transmisión cultural. A través del sonido del erke, de sus relatos orales y de una poesía cargada de costumbres, paisajes y memoria colectiva, busca afirmar la cultura de la Quebrada de Humahuaca y mantener vivas sus raíces.
Su labor se extiende también al ámbito comunitario, participando activamente del Tantanakuy, encuentro anual que reúne a músicos y cultores de la región. Su talento fue reconocido por el maestro Jaime Torres, quien lo impulsó artísticamente y lo acompañó en distintas presentaciones y giras internacionales por Bélgica, Francia, Indonesia, Singapur, Israel, Australia y Malasia.
Fortunato Ramos ha compartido grabaciones con figuras emblemáticas como Jaime Torres, Tomás Lipán, Mónica Pantoja, el grupo Cacharpaya y Los Hijos de Humahuaca. Además, su erke puede escucharse en la canción “Mañana en el Abasto”, incluida en el disco Vivo Acá de la banda Divididos, tendiendo puentes entre la música ancestral y el rock nacional.
Su obra literaria es otro pilar fundamental de su legado cultural. Entre sus libros publicados se destacan Poemas costumbristas de un maestro rural, Los runas y changos del alto, Costumbres, poemas y regionalismos, Collas de la Quebrada de Humahuaca —traducido a varios idiomas— y Personajes de la Quebrada de Humahuaca.
En 2013, su poema “No te rías de un colla” alcanzó una gran visibilidad nacional cuando fue recitado por un niño jujeño en la apertura de Tecnópolis, en presencia de la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner, reafirmando el valor simbólico y social de su palabra.
Fortunato Ramos es hoy una referencia imprescindible de la cultura jujeña: un guardián de la memoria, un transmisor de saberes y una voz que sigue resonando desde la Quebrada hacia el mundo.